Vaya por delante que somos incapaces de ver este anuncio sin que se nos erice la piel y se nos encoja el estómago. Pero merece la pena. Por ello queremos compartirlo con vosotros como claro ejemplo de publicidad que emociona. Aquí lo tenéis:

¿Qué os ha parecido?

La cadena de supermercados alemana Edeka consiguió emocionar a medio país – y a buena parte del resto del mundo-  con la historia de este abuelo que finge su muerte como último recurso para intentar reunir a sus seres queridos. El vídeo se volvió viral, superó los 100 millones de reproducciones y se convirtió a posteriori en una campaña específica para combatir el abandono de las personas mayores.

Un claro ejemplo de publicidad en la que la emoción actúa como impulsora del mensaje. Bravo.

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