Los cines de todo el mundo viven un momento difícil. Por mucho que de vez en cuando algunas películas como “Star Wars: el despertar de la fuerza” o “Jurassic World” insuflen vida a sus maltrechas cajas, esos oscuros espacios rectangulares que conocemos como salas de cine están en horas bajas. ¿Por qué? Porque cualquier dispositivo fijo o móvil donde se puedan proyectar películas compite con ellas.

AMC, la segunda mayor cadena de cines en Estados Unidos -por detrás de Regal- estrena consejero delegado. Se llama Adam Aron y es un tipo visionario. Aron es plenamente consciente de que las nuevas tecnologías de distribución de contenido audiovisual le permiten a cualquiera tener las películas al alcance de los dedos desde cualquier dispositivo móvil y proyectarlas desde el sofá a la pantalla de alta definición en el salón gracias a la red wifi. Por eso, Aron afirma que el gran reto de su cadena de cines -y de las de la competencia- es elevar el listón de las proyecciones en las salas para “hacer la experiencia aún más espectacular”.

De hecho, los gurús del sector cinematográfico ya han aventurado como serán los cines del futuro. Según ellos, las salas tradicionales deben desaparecer para reconvertirse en verdaderos parques de atracción de alta tecnología, capaces de sumergir al visitante en un viaje multisensorial. Se trataría de fusionar el mundo de ficción con lo real (unos cuantos pasos más allá de las proyecciones en tres dimensiones tipo Avatar, la película que revolucionó la experiencia del público al ir al cine).

George Lucas es un grande del mundo del cine. Es precisamente el creador de Star Wars. la popular saga de ciencia-ficción. En 2012, vendió la franquicia galáctica a Disney por la friolera de 4.000 millones de dólares. Pues bien, Lucas está en línea con los nuevos planteamientos de AMC. Según el director, el futuro del cine pasa por poner al espectador en el centro de la experiencia. Sí, algunos considerarán que son majaderías y tendrán ganas de decirle: ¡Hasta luego, Lucas! Pero no. Muy probablemente, tiene razón.

¿En qué puede consistir ese futuro del cine que vaticinan los más visionarios del sector? En algo como lo que promueve Magic Leap, una empresa misteriosa. Se sabe muy poco de ella. Parece ser que es la primera compañía que presenta un producto convincente de realidad aumentada. Se fundó en 2010, y estuvo operando en secreto hasta octubre de 2014, fecha en la que obtuvo una importante inyección de fondos (514 millones de dólares) de parte de Google, Qualcomm y otros inversores. Magic Leap va ofreciendo sus avances con cuentagotas, a base de demos en vídeos que va publicando siempre con una frase: “Grabado directamente mediante tecnología Magic Leap. No se ha utilizado retoque fotográfico ni trucos de composición en la elaboración de este vídeo”. Son vídeos impresionantes, aunque los expertos tecnológicos se quejan de que siguen sin ver nada tangible.

En una entrevista al Wall Street Journal, el fundador de Magic Leap, Rony Abovitz, aseguraba que su tecnología es independiente de cualquier ordenador o smartphone, un producto completo con un sistema operativo propio que se llevará en un visor no solo lo bastante cómodo como para caminar con él, sino que a los usuarios no les importará llevarlo en público. Suena bien. Quizá hasta demasiado bien.

No se sabe si Magic Leap es una revolución tecnológica o un bluff, pero, mirad este vídeo, su último vídeo. Es un alucinante vídeo de tan sólo 5 segundos que refleja muy bien lo que es COLOCAR AL ESPECTADOR EN EL CENTRO DE LA EXPERIENCIA. ¿El futuro del cine? Probablemente va por ahí. ¿EL FUTURO DEL MARKETING? Sin duda, va por ahí: EL CLIENTE, EN EL CENTRO DE LA EXPERIENCIA DE USO.

 

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